México a pesar de tener etiquetados para advertir lo dañinos que son los productos sumamente procesados, resulta omiso para la población lo grave de la situación, puesto que se pone en peligro a los menores, estando en pleno desarrollo.

Por otro lado, en las instituciones educativas a pesar de las medidas preventivas y tener medios como la revisión de las cooperativas en los alimentos que tienen permitidos vender, haber un plan de nutrición y la prohibición de algunos productos considerados con bajos nutrientes o dañinos para la salud, continúan favoreciendo el consumo de estos productos a los niños y adolescentes, provocando que sigamos de entre los primeros lugares con obesidad.

Los padres de familia, son el pilar de casa, estando en sus manos la salud de sus hijos, siendo los primeros en estar desinformados sobre lo dañino de estos productos o están informados, pero necesitan hacer conciencia en realidad de las enfermedades que pueden causar.

Es por ello, que el pasado 15 de febrero presenté un punto de acuerdo en el Senado de la República en donde se exhorta a los titulares de la Secretaría de Salud (SSA), al director general de Salud Pública y a la titular de la Secretaria de Educación Pública (SEP) para que, en conjunto, y dentro de sus posibilidades intensifiquen las campañas preventivas de salud en niñas, niños y adolescentes, así como los padres de familia, del peligro que causa el consumir comida chatarra.

Cabe señalar, que dichas medidas preventivas beneficiarán a México en el combate de la pandemia de obesidad y sobrepeso a personas que padecen dicho mal.