Las mexicanas y los mexicanos demandamos paz, tranquilidad, seguridad y certeza jurídica, por eso es que se busca encauzar, redirigir y dar solidez a la lucha contra la inseguridad y la violencia mediante la consolidación de un marco institucional garante de los derechos y libertades de todas las personas.

Hay que reconocer que México enfrenta un grave problema de seguridad pública que necesita de una política integral para enfrentar no solamente las consecuencias, sino también las causas.

De acuerdo con el INEGI la tasa de incidencia delictiva de 2010 a 2017, paso de 30.5 a 39.3%. Hay un reconocimiento de 7 de cada 10 mexicanos en la labor que las fuerzas armadas han desplegado en materia de seguridad.

En ese contexto, a 3 años de la aprobación de la Guardia Nacional se refrenda el compromiso de que se consolide como una institución de seguridad pública prevista en la Constitución que permita recuperar la paz y tranquilidad de los mexicanos.

Los fines de la Guardia Nacional son salvaguardar la vida, integridad, seguridad, bienes, derechos y preservar las libertades de las personas; contribuir a la generación y preservación del orden público y la paz social; salvaguardar los bienes y recursos de la Nación, y llevar a cabo acciones de colaboración y coordinación con entidades federativas y municipios.

La aprobación de la Guardia Nacional se logró con consenso de todos los Grupos Parlamentarios, con diálogo y trabajo para generar una propuesta que beneficiara a nuestro país.

Lo urgente es construir una nueva política de seguridad ciudadana, centrada en las víctimas que garantice el respeto a los derechos humanos, tal y como se desprende con la Guardia Nacional, que es una fuerza intermedia entre el diseño militar clásico, desarrollado para una guerra convencional y los cuerpos civiles de seguridad pública estructurados para enfrentar amenazas no tradicionales o de mayor violencia como la delincuencia de terrorismo, la delincuencia organizada y el narcotráfico, entre otros.

Para combatir la crisis en materia de seguridad que vive hoy el país es necesario que la Guardia Nacional cuente con las herramientas y el equipo necesario para hacer frente al crimen organizado por lo que la propuesta es que sea parte de la Secretaría de la Defensa Nacional.

La Guardia Nacional tendrá la característica de la disciplina, la organización y el adiestramiento militar, pero con parámetros de conducción, evaluación, calificación y fiscalización civiles.

El carácter civil de la nueva Guardia Nacional está garantizado por tres elementos estructurales:

  1. Por definición constitucional. El hecho de que el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas es un civil electo, el Presidente de la República.
  2. Los presuntos responsables de delitos que capturen los integrantes de la Guardia Nacional serán presentados y procesados ante ministerios públicos y tribunales civiles no militares.
  3. En caso de abusos de autoridad o violaciones graves de derechos humanos de los miembros de la Guardia Nacional, éstos serán procesados ante la justicia civil, conforme a las leyes nacionales vigentes y los tratados internacionales en la materia.

La institución de seguridad que proponemos será de carácter permanente, no sólo servirá al gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador, sino que será un legado a la nación.

La Guardia Nacional en todo momento mantendrá su carácter civil. El regreso paulatino de la autoridad militar a sus cuarteles será proporcional al resultado del plan de acción de fuerzas civiles altamente capacitadas para las tareas de seguridad pública.

Se refrenda el respaldo a la soberanía de las entidades federativas y los municipios, sin sustituir ni a policías municipales y estatales. La Guardia será una institución que actuará en apoyo a otras instituciones en la medida de sus necesidades y de sus requerimientos.

No hay que pasar por alto que han ido aumentando los territorios bajo el control de la delincuencia organizada, y se ha ido incrementando en la vida diaria de hombres y mujeres el temor, el miedo en su transitar en cada momento, su día a día, han perdido la tranquilidad.

Se debe evitar que vuelva a pasar lo que pasó con la Policía Federal Preventiva, que la dejaron suelta dependiendo de políticos y se echó a perder, se corrompió; darle paso al fortalecimiento de los cuerpos encargados del combate a la delincuencia al margen de temas partidistas es un compromiso urgente.