La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) reconoce que México es el país donde se registra el mayor número de horas anuales trabajadas, mismas que se traducen en 2 mil 128 horas; 24 por ciento más tiempo que el promedio de los 38 países miembro de la organización.

La lógica nos llevaría a pensar que entre más trabajamos, más ganamos. Sin embargo, la realidad es otra pues datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) demuestran que la mayoría de los 56 millones de mexicanos que laboran más de lo establecido por ley pertenecen a hogares con menores ingresos: el 66% de ellos cuentan con ingresos de entre $3 mil 313 y $9 mil 186 pesos mensuales promedio, lo más lamentable es que el 3% de la población ocupada no recibe una remuneración económica trabajando a cambio de comida o un lugar para quedarse.

En ese contexto, México es uno de los países con jornadas laborales más largas, por lo que se considera que las y los trabajadores cuentan con menos tiempo disponible para dedicarlo a la familia, al ocio, al deporte, al cuidado familiar o a cualquier otra actividad que lo distraiga de esa carga laboral excesiva.

Y otra consideración importante es que la productividad por el exceso de horas trabajadas, no se ve reflejada como tal; es decir el Índice Global de Productividad Laboral de la Economía (IGPLE), el cuál con base en horas trabajadas, retrocedió 0.2 por ciento en el segundo trimestre de 2022 con respecto al trimestre previo, según datos publicados por el INEGI.

Bajo este panorama, en el Senado de la República al tomar en cuenta que la y el trabajador mexicano forma parte importante en la cadena productiva, se impulsó la reforma a los artículos 61, 76, 78, 81, 179 y 199 de la Ley Federal del Trabajo en materia vacacional, lo que significa una conquista laboral de más de 50 años, que busca el bienestar y la calidad de vida en las familias mexicanas.

Gracias al consenso entre los diferentes grupos parlamentarios que integran el Senado de la República, se aprobó la semana pasada -por unanimidad- en el pleno con 89 votos la ampliación del período vacacional pagado para la clase trabajadora de México.

Con dicha reforma se amplía de 6 a 12 días el periodo vacacional pagado durante el primer año de labores y, se incrementa a 2 días extras por cada año trabajado; a partir del sexto año se aumentan 2 días por cada 5 años hasta alcanzar 30 días de descanso, y de ahí hasta llegar a los 32 días de descanso obligatorio por 35 años de servicio.

Sin duda, un avance significativo en la defensa de los derechos de los trabajadores de México a favor de condiciones óptimas para consolidar la fuerza productiva de nuestro país y tener capital humano productivo, que impulse la economía en un marco de justicia entre el trabajo, la superación personal y la familia.