El Estado de Puebla, es una de las pocas entidades del país, en la que se puede observar una convivencia entre la modernidad, la tradición y la cultura, al registrar una pluralidad social, que permite a sus integrantes interrelacionarse en un entorno mítico que se mezcla con tecnología e innovación.
La modernidad y el uso de tecnologías en las nuevas generaciones, nos ponen en la antesala de un mundo globalizado, amenazante para las tradiciones mexicanas, con un contexto de cosmovisión.
Sólo por hacer una revisión de la conformación de sus pueblos originarios, Puebla cuenta con siete etnias, grupos que en su tiempo ya anticipaban un futuro complejo, donde la migración y los procesos de comercio eran un factor que incide en su entorno.
El estado presenta características únicas en su riqueza y pluralidad cultural, con tradiciones vivas, heredadas de los antepasados y que se mantienen hasta nuestros días a través de los grupos indígenas que prevalecen en la entidad, quiénes mantienen vinculada esta conexión ancestral mediante la memoria y las prácticas de cada una de las tradiciones.
Actividades como la siembra en el campo, la mayordomía en la urbe, la partería en la asistencia sanitaria y la herbolaria en la salud, permite justificar esta continuidad cultural, como una parte de la identidad de su gente hasta nuestros días.
En el territorio poblano, ciudades como Cholula, Huejotzingo, Tecamachalco, Tehuacán, Zacatlán, Tecali, Calpan, Ixtacamaxtitlán, Izúcar de Matamoros, Cuetzalan y Tepexi, por mencionar algunos lugares; que implica una transformación en la época colonial y la conquista bajo las órdenes religiosas que llegaron a nuestro país.
Las ciudades de Puebla y Atlixco, en el pasado fueron vistas como “ciudades del señorío de la conquista” conservan parte del barroco colonial de una época virreinal que hoy resulta un atractivo para quienes visitan estas ciudades, por la majestuosidad de la arquitectura que presentan, en la formación de fachadas de los inmuebles al remontarnos con facilidad a esa época.