En un hito histórico para México, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha llevado a cabo una ambiciosa Revolución Ferroviaria como parte integral de la Cuarta Transformación. Este proyecto, que recupera los lineamientos planteados a partir de su visión humanista, se perfila como un legado duradero que cambiará el rostro del territorio nacional y específicamente del poblano en un motor clave para el desarrollo y la alta competencia mundial, ese motor se llama lo mismo turismo, que producción agropecuaria y crecimiento comercial.
La Revolución Ferroviaria se erige como un pilar fundamental para la economía mexicana, tomando como ejemplo el hecho de que las diez principales potencias económicas del mundo impulsan su crecimiento a través de la eficiencia del transporte ferroviario. Con este proyecto visionario del presidente López Obrador, que nuevamente pone a México a la vanguardia con esta medida adoptada, por ejemplo, en los principales países europeos, permite que el territorio poblano se encuentre en la posición privilegiada de convertirse en un epicentro internacional para el flujo comercial, que sin duda llamará la atención global hacia esta región estratégica.
El presidente López Obrador ha expresado recientemente que este proyecto no solo busca impulsar la economía, sino también generar empleo y mejorar la calidad de vida de los mexicanos. La Revolución Ferroviaria conectará ciudades, al tiempo de tejer un vínculo fuerte entre el desarrollo económico y la prosperidad social.
El decreto publicado el pasado 20 de noviembre en el DOF, establece las siete rutas de trenes como, el Tren Maya, además del Tren Interurbano AIFA-Pachuca, el Tren México-Querétaro-León-Aguascalientes, y el Tren Manzanillo-Colima-Guadalajara-Irapuato, El Tren México-San Luis Potosí-Monterrey-Nuevo Laredo, el Tren México-Querétaro-Guadalajara-Tepic-Mazatlán-Nogales, así como el Tren Aguascalientes-Chihuahua-Ciudad Juárez; son grandes proyectos que van a comunicar de norte a sur y este a oeste, a nuestro país y que tendrán como nodo central de comunicación al estado de Puebla.
Iniciará con obras emblemáticas, como el Tren Interoceánico, proyectado a nivel internacional, que ha despertado el interés de inversionistas de Canadá, China, Inglaterra, Estados Unidos, Alemania e Italia, entre otros; y que pone en muy alto nivel de competencia a nuestro país.
El despliegue de esta ambiciosa iniciativa no solo abarca la construcción y modernización de vías ferroviarias, sino también la implementación de tecnologías de última generación para asegurar un sistema de transporte eficiente, seguro y respetuoso con el medio ambiente. Se espera que esta revolución genere un impacto positivo no solo en el ámbito económico, sino también en la reducción de emisiones y optimización de recursos.
Es preciso recordar que las empresas concesionarias que deseen participar en esta Revolución Ferroviaria, tendrán como fecha límite el 15 de enero de 2024 para presentar a la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes sus propuestas para trasladar a usuarios. Ahora bien, si los concesionarios no estuvieran interesados, el Gobierno Federal otorgará títulos de asignación a la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) o a la Secretaría de Marina (SEMAR).
Es justo visibilizar al proyecto como uno de los grandes legados del mejor presidente de México en el último siglo, Andrés Manuel López Obrador, que serán impulsados por la Doctora Claudia Sheinbaum y tendrá eco, a través de resultados, en Puebla.
En resumen, la Revolución Ferroviaria implementada por el presidente López Obrador se presenta como un catalizador de desarrollo y alta competencia mundial. México se posiciona como un actor clave en la revolución de la movilidad, para trascender fronteras y beneficiar a las generaciones presentes y futuras.
