Nuestro país históricamente ha tenido un papel importante en la extracción de metales preciosos y minerales; de acuerdo con información de la Secretaría de Economía, el sector minero-metalúrgico representa el 2.05 por ciento del Producto Interno Bruto Nacional.
Por más de trece años consecutivos México ha sido el principal productor de plata a nivel mundial, además de ser el primer lugar en la extracción de diversos minerales en América Latina.
Sin embargo, la explotación de los recursos que se encuentran en los suelos mexicanos se ha limitado principalmente a la extracción, sin que en nuestro país estos recursos se transformen con el objetivo de generar valor agregado y mayores fuentes de empleo.
El gobierno de la Cuarta Transformación ha dado importantes pasos para reducir los efectos negativos de la minería, como la determinación de no otorgar nuevas concesiones, así como proponer reformas legislativas que se impulsan y aprueban en el Senado de la República.
El trabajo legislativo ha sido muy productivo en este terreno, se ha podido proteger los intereses de las y los mexicanos devolviendo al Estado la rectoría sobre los recursos mineros e hídricos. Además, en el caso del litio que actualmente es un mineral estratégico por su uso en las baterías de aparatos electrónicos, con el gran logro que fuera reconocido como patrimonio de la nación para su exploración, explotación y aprovechamiento por parte del Estado en beneficio del pueblo.
Aún queda mucho por hacer en el terreno de la minería, es prioritario generar las bases que permitan el desarrollo de tecnologías para que los minerales sean transformados en nuestro territorio, tenemos las condiciones, contamos con profesionales altamente capacitados y debemos apuntar hacia la formación de nuevas generaciones de perfiles técnicos y científicos que, con el apoyo del gobierno, consigan que la riqueza de México no se venda solamente como materia prima.
Como Senador de la República estaré pendiente de las propuestas y decisiones que el gobierno ponga sobre la mesa para defender los recursos de las y los mexicanos, además de impulsar por todas las vías la acciones que nos permitan avanzar hacia el desarrollo tecnológico para que podamos competir con las grandes potencias en la generación de las energías del futuro.