El rol de las mujeres ha cobrado relevancia en México y el mundo. Su lucha cosecha conquistas importantes: igualdad, equidad de género, a la par del empoderamiento en todos los sectores, es una muestra. Es el resultado de la fuerza y entrega en cada una de sus batallas.
Es menester tener presente que, a lo largo de la historia, grandes mujeres han destacado en la defensa de sus derechos: Hermila Galindo, fundadora de la revista Mujer Moderna, en el siglo pasado, es un ejemplo. Aportó con su labor al fortalecimiento en las actividades a las que se incorporaron de manera libre.
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Peculiar fue su enorme virtud de saber identificar la transformación de la visión social hacia la mujer acompañada de la participación ciudadana para conquistar espacios lo mismo en el ámbito laboral, que político y con esto, sentar las bases para la inclusión. Tarea casi imposible en un México donde se les mantenía en segundo plano.
Sin duda ha sido un largo camino, sin embargo, se logró establecer los cimientos de los derechos de las mujeres en la historia nacional y universal. En 1953 cuando el presidente Adolfo Ruiz Cortines promulgó las reformas constitucionales para que tuvieran derecho al voto en las elecciones federales de 1955, dio el primer paso a su reconocimiento y participación en la vida política.
Así, las mujeres han avanzado en el largo derrotero a la igualdad, han trabajado en la construcción de un nuevo rol social, más inclusivo, donde madres, académicas, profesionales, hermanas, abuelas, hijas, activistas o políticas, tienen las mismas oportunidades.
Todas ellas, han sembrado la semilla para el desarrollo de una vida plena, con derechos, trato digno, oportunidades laborales, políticas, sociales, con certezas y respeto.
En las comunidades indígenas también se ha trabajado para ver reflejados logros importantes. Falta mucho por hacer, pero la lucha sigue hasta lograr que una vida libre de violencia se convierta en realidad para todas, donde visibilizar sus necesidades, lo mismo que sus anhelos, sea parte de lo cotidiano.
En nuestro país, hemos votado reformas constitucionales que responden a sus demandas. La agenda de sus derechos está presente en las políticas públicas y en la tarea legislativa.
Atrás y para siempre debe quedar la opresión que limitó su desarrollo. Es una responsabilidad compartida. Por ellas todo, sin ellas, nada.