Socializar la cultura de la transparencia como una práctica cotidiana, accesible y que da resultados a los ciudadanos, dentro de la administración pública y con la gente, es fundamental para establecer colaboraciones accesibles con la sociedad.
Con esta acción se debe cambiar las estrategias de trabajo con la sociedad, y se requiere sensibilizar a los servidores públicos para que sean gestores eficientes bajo las prácticas de todo el proceso administrativo.
El trabajo debe estar enfocado en fortalecer los mecanismos que permitan a los ciudadanos realizar denuncias ciudadanas de manera expedita y documentada sobre acciones de corrupción, para que sean investigadas por las instancias correspondientes.
Impulsar los procesos para democratizar las buenas prácticas de la gobernanza abierta nos lleva a obstaculizar las inercias administrativas que facilitan actos de corrupción, mediante la creación de reformas legales que respalden iniciativas de gobierno abierto y participación ciudadana.
Para garantizar este proceso, los tres órdenes de gobierno deberán establecer mecanismos de medición, monitoreo y evaluación de la gestión de la Administración Pública, creando ventanas de transparencia que difundan el seguimiento del desarrollo de obra pública y las licitaciones, alineados con las mejores prácticas de transparencia y rendición de cuentas para el seguimiento ciudadano y así evitar actos de corrupción.