En el 2009, se despenalizó la posesión de pequeñas cantidades de cannabis y otras sustancias para uso personal e inmediato. Para el 2020, el Senado de la Republica aprueba la regulación de la marihuana, buscando combatir el consumo problemático del cannabis psicoactivo con un enfoque de salud pública, aplicando el reforzamiento de políticas y medidas de prevención.
En el 2021, la Cámara de Diputados aprueba la producción y consumo de cannabis con fines lúdicos, industriales y de investigación; al ser el cáñamo una variante de la planta cannabis, en el Senado de la República se construye un modelo para la regulación de ésta, para impulsar la economía social y las cadenas de valor de la planta, con productos como el cáñamo para su producción y comercialización.
Este cultivo, acompañado de una política integral para el desarrollo de esta industria, puede generar enormes beneficios para el combate a la pobreza de amplias regiones del país.
Por ello, la nueva ley que se prepara en el Senado está enfocada en la comercialización, investigación, así como la producción de cáñamo con propósitos industriales.
Es importante que en ese transitar de una legislación integral, se debe impulsar la regulación del cannabis psicoactivo (uso medicinal) y cannabis no psicoactivo para usos industriales de sus derivados.
El 80 por ciento del territorio nacional es apto para el cultivo del cáñamo, por lo que México podría convertirse en la próxima potencia mundial en materia de uso industrial del cáñamo.
El cáñamo puede aplicarse como materia prima para diversos segmentos como el automotriz, alimentario, de construcción, en combustibles, tintes, textiles o papel.
La industria del cáñamo puede convertirse en una aliada en la lucha contra el deterioro medioambiental, así como por sus propiedades alimenticias y nutrientes que puede aportar a través del consumo de las semillas.
Existe evidencia científica del impacto positivo que tiene sobre la salud de pacientes de enfermedades como la epilepsia.
El uso del cáñamo abarca la producción de jabones, aceites y lubricantes, fibra para uso en ropa, ladrillos, papel artístico, bolsas para té, billetes y biocombustibles; además en temas de nutrición se obtienen semillas y aceite de cañamón.
México tiene excelentes condiciones ambientales, abundante mano de obra calificada y cercanía con Estados Unidos y Canadá, que son mayores importadores de productos derivados del cáñamo.
Con esa expectativa, México podría convertirse en la próxima potencia mundial en materia de uso industrial del cáñamo y ser una fuente significativa de empleos y recaudaciones de impuestos fortaleciendo el desarrollo agroindustrial del campo mexicano.