En los últimos 5 años, la visión vanguardista de la 4ta. Transformación ha reformado la Constitución, actualizándola a las necesidades sociales y con mira hacia un país más incluyente, justo y humanista.

En el marco de la Conmemoración del 106 Aniversario de la Promulgación de la Constitución de 1917, las y los mexicanos hemos vivido un importante proceso histórico, tiempo en el que se ha conformado un marco jurídico consistente con las realidades que ha atravesado nuestro país; así lo constatamos en la ceremonia que este 5 de febrero tuvo lugar en Querétaro con la presencia del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Nuestra Constitución de 1917 es la culminación de diferentes etapas históricas que han tenido como escenario la lucha de un pueblo por conquistar la libertad, por alcanzar la justicia social, por asegurar un régimen de derecho y bienestar para el pueblo mexicano.

Es el Artículo 1º de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos que queda garantizado que todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en ésta y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como el establecimiento de las garantías para su protección.

De la misma manera queda establecido que todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar estos derechos humanos para prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos que establezca la ley.

Avances importantes quedaron establecido en respeto al origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas.

Principios enmarcados en el Artículo 2º donde la Nación tiene una composición pluricultural sustentada originalmente en sus pueblos indígenas; fundamentos que representan un acuerdo de reglas de convivencia que rigen a la sociedad de nuestro país.

Sin duda, se han configurado cambios en la organización del poder político, en la creación de instituciones, en la adopción de valores y en el reconocimiento de los derechos fundamentales como la salud, la educación, el acceso a la cultura, al trabajo, a la libertad de expresión, a la propiedad y a la seguridad social, entre otros.

La reforma del 2011, quizá la más trascendental, al sustituir el concepto de garantías individuales por el de derechos humanos y al incorporar en la Constitución los derechos contenidos en los tratados internacionales.

De la mano de nuestro Presidente, Andrés Manuel López Obrador, se está construyendo un modelo de Humanismo Mexicano, único a nivel mundial y que está dando grandes resultados, con el propósito de consolidar el Proyecto Nacional que ha sido prioridad de la 4ta Transformación para avanzar en la construcción de un estado de bienestar que garantice el acceso efectivo a la justicia social.