México se encuentra entre los primeros 10 lugares mundiales en cuanto a emisiones de gases de efecto invernadero en el sector transporte. En el país, el transporte es responsable de la emisión de 148 millones de toneladas de CO2 y es la 2° fuente de emisiones de emisiones de gases de efecto invernadero.
El transporte es el segundo sector que más contribuye a las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero con una tasa del 14.2% y con un ritmo de crecimiento del 1.9 %.
Por ello, los vehículos eléctricos son la mejor opción para respetar al medio ambiente al contrario que los de combustión, no generan ninguna emisión de gases contaminantes y disminuyen costos de mantenimiento.
Con claridad y firmeza debemos construir la nueva visión que de la política ambiental que demanda un país pluricultural, pluriétnico y cosmopolita, donde conviven al menos 120 millones de habitantes.
Son necesarios nuevos lineamientos de necesaria y urgente aplicación dadas las condiciones de devastación ambiental que exhiben excesos fomentados en el periodo neoliberal.
Con la rectoría del litio promoveremos la transferencia de tecnología, incorporando a las universidades y tecnológicos para poder dotar en tres años a todo el parque vehicular, en la transición de motores de combustión a eléctricos.
En ese contexto, presenté una iniciativa de reforma a la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial para que las autoridades en la materia consideren los siguientes principios de sostenibilidad para satisfacer las necesidades de movilidad a través de la implementación de energías limpias, incorporando vehículos que estén a la vanguardia tecnológica, a fin de procurar los menores impactos negativos en el medio ambiente y en la calidad de vida de las personas en el Art. 4 Fracción XVII.
De la misma manera se propone que las autoridades, en sus ámbitos de competencia, deberán satisfacer los requerimientos de movilidad a través de la implementación de energías limpias incorporando vehículos que estén a la vanguardia tecnológica, a fin de procurar los menores impactos negativos en la calidad de las personas, sociedad y medio ambiente.
Vamos a ser ejemplo para que el parque vehicular sea eléctrico. Cada unidad transformada equivaldría a mil árboles sembrados en la transformación de bióxido de carbono en oxigeno; por ello, con certeza y consistencia debemos reencauzar la política ambiental de la Cuarta Transformación con el fin de recuperar la esperanza y las legítimas demandas ciudadanas para contar con un medio ambiente sano como lo mandata la Constitución.