En el marco de la búsqueda constante de alternativas que impulsen el desarrollo sostenible en el estado de Puebla, destacan iniciativas y propuestas que buscan transformar la realidad económica y social de la región. A medida que se proyectan nuevas ideas hacia el 2025, también se vuelve esencial abordar los desafíos que enfrentan diversos grupos y sectores poblacionales, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los habitantes.
Datos recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) revelan que Puebla, siendo la cuarta ciudad más poblada de México, ha experimentado un crecimiento demográfico notable en los últimos cinco años. Sin embargo, al interior, algunos municipios del estado presentan problemáticas relacionadas con el desarrollo económico.
Entre los municipios con mayores retos de desarrollo económico se encuentran Tehuacán, San Martín Texmelucan, San Andrés Cholula, Atlixco, San Pedro Cholula, Cuautlancingo, Amozoc, Huauchinango, y Teziutlán, que suman el 21% de la población total del estado.
A pesar de que Puebla sigue el ritmo de crecimiento económico del país, es evidente que aún existen desafíos significativos. Según el INEGI, más de dos tercios de la población económicamente activa en Puebla ganan hasta dos salarios mínimos. Si bien se han implementado aumentos salariales, como nunca en un gobierno federal, el reto es seguir en esa misma ruta, para reducir la brecha de pobreza.
Ante este panorama, es fundamental adoptar una visión a largo plazo y avanzar hacia una economía circular. Con más de 2.1 millones de habitantes jóvenes en Puebla, esta transición podría generar oportunidades de empleo vinculadas a la gestión de residuos sólidos y el manejo eficiente del agua.
La transición hacia una economía circular se erige como una estrategia clave para Puebla. En la gestión de residuos sólidos se observa una muy importante área de oportunidad para crear empleo, especialmente entre la población joven.
Puebla, como otras entidades, tiene retos económicos y sociales que requieren una visión integral y sostenible. La transición hacia una economía circular se presenta como un camino prometedor para generar empleo, mejorar la calidad de vida y garantizar un futuro próspero para las generaciones venideras.