En el estado de Puebla, debemos aprovechar la tecnología para desarrollar nuevas estrategias que garanticen la seguridad de los poblanos. El uso de cámaras, lectores de placas y la denominada vigilancia digital nos permitirá un monitoreo efectivo para desarticular grupos delictivos que intenten establecerse en nuestro territorio.
Esto nos lleva a buscar mecanismos que brinden la oportunidad de romper con círculos viciosos y viejas prácticas, permitiéndonos recuperar la confianza de los poblanos y generar un ambiente propicio para la inversión y el desarrollo de la entidad.
El uso de nuevas herramientas tecnológicas también nos lleva a considerar otras propuestas para reducir los costos asociados con el consumo de energía para su operación. Por eso es importante la creación y el uso de paneles solares, que permitan a las instituciones cosechar energía solar y reducir los costos, lo que a su vez promueve la austeridad.
Esto también debe ir acompañado de una coordinación entre los tres órdenes de gobierno para combatir la corrupción, ya que no podemos permitir que la corrupción se vea como un negocio o como una fuente de ingresos.
Impulsar una cultura de Cero Tolerancia a la Corrupción debe ser una prioridad en los tres órdenes de gobierno, tanto entre los servidores públicos como entre los ciudadanos. Todos juntos podemos hacer frente a este problema. En el caso del uso de recursos con proveedores, se debe promover la aplicación de una auditoría forense para transparentar el uso de los recursos y garantizar que se ejerzan de manera responsable.
Sin lugar a dudas, este tipo de acciones nos ayudará a recuperar la confianza de los ciudadanos y del personal, además de erradicar viejos vicios en los cuerpos de seguridad, como la imposición de cuotas para obtener privilegios.
Esto se puede lograr con administraciones públicas honestas y transparentes, que despierten la confianza en los ciudadanos al sentirse atendidos y apoyados en cada uno de sus trámites y solicitudes de servicios, observando un buen trato y atención.
El objetivo debe centrarse en atender las necesidades sociales en todos los órdenes de gobierno, trabajando para eliminar los vicios del poder y consolidar instituciones eficientes con un enfoque humanista en el uso de los recursos públicos, promoviendo la honestidad y la erradicación de la corrupción.